Alondra de la Parra con la Orquesta Sinfónica de Quebec

Le Soleil

Publicado el 16 de abril de 2015

Alondra de la Parra con la Orquesta Sinfónica de Quebec: pura dinamita.

Foto: Alondra de la Parra esta rebosante de un suspiro, de una vitalidad y una

juventud fuera de lo común.

LE SOLEIL, ERICK LABBÉ.

RICHARD BOISVERT

Le Soileil

(Quebec) La directora de orquesta mexicana Alondra de la Parra lideró el baile este miércoles en la noche en el Gran Teatro. Su dinamismo contagioso comenzó por transmitirse a los miembros de la Orquesta sinfónica de Quebec y continuó hasta invadir toda la sala. Tanto así que el concierto concluyó en un ambiente de fiesta.

Hay que mencionar que todo el mundo estaba de pie para aplaudir y bailar. La última pieza fue despedida con gritos de jovialidad. Alondra de la Parra tiene mucho más que el ritmo en la sangre. Ella está rebosante de un suspiro, de una vitalidad y de una juventud fuera de lo común. No siempre se presenta la ocasión de ver un director al frente de la OSQ tan cómodo con su cuerpo y con sus movimientos, tan motivado, tan determinado, tan seguro de sí mismo y que, sobre todo, logre un resultado tan convincente y emocionante.

Se podría decir que esta directora da la impresión de bailar con la orquesta. En el Danzón no 2 de Arturo Márquez, dejó de lado la batuta como si buscara así abrazar más firmemente a su pareja. Además, la ejecución es tan espectacular porque ella sabe exactamente a dónde quiere llevar su mundo musical. Sin duda alguna, ella es quien dirige.

En ningún otro momento ella parece más segura de su movimiento como en las danzas del ballet Estancia de Ginastera, las cuales dirige de memoria a la perfección: anticipa cada fragmento como si ella misma hubiera escrito la partitura. Habría que escuchar esos coros en el último movimiento ¡cómo se lanzan alegremente a la conquista del registro agudo apoyados por sólidas percusiones!

El ambiente era sumamente diferente durante la primera parte puesto que, aún bajo la dirección de Alondra, la OSQ y el pianista Éric Le Sage ofrecieron una muy bella y concienzuda ejecución del Concerto de Schumann.

No pudo haber un músico más adecuado que Éric Le Sage. Eso se siente de inmediato: es incapaz de hacer trampa. Toca el piano a plena luz, la mirada fija en la directora. Esto da la impresión de que está constantemente en perfecto control de la situación e que incluso va un poco más allá de sus asuntos inminentes. Posiblemente esto sucede a causa del bello ahorro de energía que se puede observar su interpretación y en sus manos relajadas.

En la apertura del programa, Alondra de la Parra dirigió la Overtura trágica de Brahms. Su propuesta no careció ni de tono ni de fuerza. También había algo etéreo en su manera de pintar el legato, algo que le daba un carácter original y muy personal a su interpretación. Conservó el alma de Brahms, pero la aproximación diferente, con un poco de retención y sin pesadez, dio un aire mucho más grande y grandilocuente.

ORQUESTA SINFÓNICA DE QUEBEC. Dirección: Alondra de la Parra, directora de orquesta. Éric Le Sage, piano. Brahms: Ouverture trafique, io.81. Shumann: Concerto pour piano en la mineur, op.54. R.Castro: Intermezzo de Atzimba. A. ginastera: Estancia, cuatro danzas. A. Márquez: Danzón no2. Miércoles en la noche en la sala Louis- Fréchette. Nuevamente presentada el jueves a las 10:30.

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